Revisa a continuación la columna de opinión del presidente de la UDI, Javier Macaya, publicada en El Mercurio: “Ni vencedores ni vencidos”.
La mayoría social, política y generacional en favor de la opción Rechazo que muestran en forma nítida todas las encuestas, es uno de los hechos más significativos en la vida del país en las últimas décadas.
Refleja la capacidad de la sociedad chilena para anticiparse a evitar una crisis de enorme magnitud, como ocurriría si el proyecto constitucional de la mayoría de los convencionales se llegara a concretar. Es el sentido común ciudadano como el eslabón más fuerte de la defensa de nuestra democracia.
La mayoría social y política por el Rechazo es mucho más amplia que solo la centroderecha. Existe sólida evidencia testimonial de que esta opción se ha construido por una parte muy significativa del centro y, aunque a algunos los sorprenda, también por la centroizquierda y la izquierda tradicional, más allá de los partidos.
Así, el triunfo del Rechazo no podrá ser reclamado ni reivindicado solo por un sector la noche del 4 de septiembre.
Será un logro común y transversal, el resultado fruto del sentido común, un triunfo de Chile en su conjunto.
El propio expresidente Lagos, recientemente, sin tomar postura nítida por ninguna opción, recoge ese sentido común de reconocer que ni la propuesta constitucional que se vota en el plebiscito ni la Constitución vigente unen a Chile y que el proceso debe continuar posplebiscito. Compartimos plenamente ese diagnóstico y reforzamos que una Constitución debe contar con un respaldo contundente.
Nuestro compromiso a darle una nueva oportunidad al proceso constituyente posplebiscito existe. Es claro que la continuidad del proceso tiene muchas más posibilidades de ocurrencia de ganar el Rechazo, al tener esta propuesta constitucional que se vota candados muy difíciles de mover, como un plebiscito o el consentimiento de pueblos originarios para futuras reformas.
Cuando gane la opción Rechazo no habrá vencedores ni vencidos. Todos habremos ganado, porque quedará subsistente el compromiso explícito de la inmensa mayoría del país por construir una nueva y buena Constitución que todos sintamos como propia, que respetemos y que sea generada con sentido de unidad y no de división, como proponen los convencionales que aprobaron la propuesta que se someterá a plebiscito en septiembre.
Todos hemos aprendido de los errores del pasado y la mayoría queremos un país unido, sensible a las necesidades y aspiraciones de quienes más lo necesitan y de la clase media, donde los ciudadanos elijan cada cierto tiempo, democráticamente, el mejor proyecto para lograr una vida mejor. Un país en paz y progreso.
El proyecto de la mayoría convencional no garantiza esos nobles objetivos, sino que, al contrario, augura conflicto, confrontación y decadencia.
Esa claridad en la percepción común es lo que ha motivado esta mayoría generalizada que se inclina por la opción Rechazo.
El día siguiente nada habrá terminado, sino que comenzará la construcción de una nueva Constitución de unidad, en la que todos deberemos ceder, en la que todos necesitamos aportar desde nuestras diversas visiones.
El 4 de septiembre, de ganar el Rechazo, no habrá vencedores ni vencidos. Habrá ganado Chile.